viernes, 24 de febrero de 2017

A 71 AÑOS DE “BRADEN O PERÓN”

Por el profesor Omar Rojo, director a cargo del Museo Histórico Regional Ichoalay.

El 24 de febrero de 1947 se concretó el acto electoral que concluiría en una de las sorpresas más importantes de la historia nacional. La fórmula presidencial integrada por Juan Domingo Perón y Hortensio Quijano obtuvo un rotundo triunfo frente a la poderosa alianza política denominada Unión Democrática.
Desde la tarea desarrollada en la Secretaría de Trabajo y Previsión, Perón se había granjeado la antipatía de poderosos sectores económicos dentro y fuera del país. La Unión Industrial, la Bolsa de Comercio y el tradicional emblema de la oligarquía terrateniente, la  Sociedad Rural, combatieron tenazmente la tarea del entonces coronel. A ellos se sumó el intempestivo embajador de los EEUU, Spruille Braden, interesado en terminar con la experiencia nacionalista que se desarrollaba en el país y expandir los negocios estadounidenses por la Argentina. El discurso de estos intereses se multiplicaba por la amplia mayoría de las páginas de la prensa argentina.
No obstante, luego del 17 de Octubre quedó en claro que Perón no era un hombre que estaba solo. Por el contrario, los cientos de miles de trabajadores que salieron en cada ciudad del país en esas jornadas a pedir por su libertad daban cuenta que en el subsuelo de la vida nacional afloraba un nuevo sujeto político.
De cara a las elecciones de febrero, los opositores a Perón sellaron una alianza que integraba a todo el arco político, desde la Unión Cívica Radical, hasta el Partido Comunista, más los conservadores, socialistas y demócratas progresistas se "amucharon" en un espacio que suponía que las elecciones serían un trámite ante la carencia de estructuras políticas organizadas de Perón.
En Efecto, Perón contaba tras de sí con el naciente Partido Laborista, conformado sobre la base de un conjunto de sindicatos y un desprendimiento del radicalismo, la UCR Junta Renovadora que también le manifestó su respaldo. Asimismo un puñado de fuerzas menores que no tenían ninguna experiencia electoral eran las bases con que Perón se lanzó a la campaña. Con una notable inventiva las fuerzas peronistas definieron la campaña electoral como una lucha entre “Braden y Perón”, una síntesis que colocaba en el centro de la escena la contradicción de intereses entre el coronel de los trabajadores y el prepotente representante yankee. Como pocas veces una frase sintetizó el dilema entre la búsqueda de la construcción de un proyecto de nación o el sostenimiento de los intereses imperiales en nuestra patria.
No obstante, con el resguardo de la trasparencia eleccionaria, el conteo que se extendió por varias semanas y que inicialmente favoreció por unos días a la oposición terminó produciendo lo que muchos definieron como un “milagro aritmético”. El candidato sin experiencia y sin estructuras derrotó a la poderosa alianza de fuerzas políticas tradicionales, las fuerzas económicas que lo financiaban y la Embajada norteamericana.
Perón obtuvo más de un millón y medio de votos (1.500.000) frente al millón doscientos (1.200.000) de sus opositores. El binomio peronista había obtenido todas las gobernaciones menos la de Corrientes, todas las bancas del Senado menos los dos de la provincia mesopotámica y 109 diputados. La oposición obtuvo 49 diputados. Perón asumirá la presidencia recién el 4 de junio de 1946 y con ello el país continuará atravesando un período signado por la profunda contradicción entre los intereses de las mayorías y las minorías privilegiadas. La obra revolucionaria de la etapa peronista transformaría finalmente la historia nacional de una forma profunda en todos los órdenes mediante la incorporación de la clase trabajadora a la gestión del Estado y sobre la base de un programa económico nacionalista que puso bajo la soberanía argentina a los principales resortes de la economía nacional.

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